La gran maravilla de los fanzines es que todos y cada uno de ellos podrían no haber existido. Es muy fina la línea que separa su existencia de su letargo eterno, pues es solo un pensamiento concreto lo que puede despertar en alguien ese deseo de hacer algo y escribir o dibujar. Este salto hacia el otro lado –de espectador a autor, por así decirlo– resulta extremadamente sencillo y embriagador cuando no hay detrás una industria que pone trabas y pervierte la materialización de una creación apoyándose en demenciales estudios de marketing. Se necesita muy poco para que, de repente, nos apetezca escribir o dibujar sobre algo, para que, de la nada, exista un nuevo fanzine entre nosotros. Una foto, un recuerdo, el panel de un cómic o la forma en la que se apoyan unos con otros los hielos de un cubata. Cualquier cosa puede despertarnos esas ganas de crear algo entre un par de grapas, luego, materializarlo, puede incluso salirnos gratis.

La autoedición más radical democratiza este salto, haciendo que todos, lectores y leídos, devienen una misma comunidad que se retroalimenta. Con lo que tanto las etiquetas de autor como de lector –como decía Roland Barthes– ya no tienen sentido, y solo queda la obra, un ente que se crea entre todos.

Esto es lo que parece evidenciar Miguel en su Calendarios, una oda a lo imposible, un dedo que señala a los convencionalismos como la principal causa de dolor de esta sociedad. Las filas y columnas de los calendarios se transforman en barrotes que aprisionan nuestra forma de interpretar y vivir el mundo. Muros y estructuras que moldean nuestra percepción de lo social, lo económico, lo familiar, lo laboral y lo urbano. Básicamente Carmelo nos propone un cambio de prioridades en el que tener un mogollón de pasta no aparece ni en la lista.

Calendarios es un fanzine que podría no haber existido –bueno, quizá, ni existe– y que rinde un precioso homenaje a un formato que representa uno de los pocos remansos de libertad que nos quedan. Recordadlo siempre, la autoedición será siempre nuestro mejor follamig@.