Relato: Fernando Ramos • Ilustración: Apolo Collins

Pacto con tacto

– Empieza y procura ser transparente.

Imagina una relación, una relación con un pacto tan estrecho que dificilmente puede distinguirse entre mandante y mandatario.

Desde temprano ha olvidado ese pacto, ha conseguido creer que es verdad todo lo que le decían y nunca se ha atrevido a dar credibilidad a lo que le recordaba ese acuerdo, cuando manifestaba su incomodidad y su sentimiento de estrechez.

– Solo quiero ser feliz, vivir en el amor.

– ¿Por dónde empezamos?

– Lo siento, tengo prisa.

Por qué será que uno se pasa la mitad de la vida pensando que no está preparado para hacer lo que más le gusta y la otra mitad pensando que ya es demasiado tarde. 

Es momento de dar el salto y refrescar los términos que sin saberlo un día aceptó.

No será un salto puro, siempre se arrastra un poco de fango en el que uno se educa, pero le puedo garantizar que merecerá la pena y que encuanto el pacto vuelva a ser sellado empezará a disfrutar como solo sabe hacerlo alguien que se guía por el ritmo de sus entrañas, alguien que verdaderamente lo hace porque no le queda más remedio. 

– Vayamos un poco más despacio.

– Si, mejor. Necesito un poco más de espacio. 

No eche a correr a la primera de cambio, comience este proceso con calma. Recuerde el tiempo es temporal, tormentoso si lo piensa y dura poco cuanto lo disfrutas. 

Obsérvese detenidamente, y comience por invertir en usted. Cambie por completo la dirección en su interior. Pare de contentar a los demás, esos “demás” que usted mismo ha creado. 

El tiempo no está perdido y el pacto ya está firmado, solo va a indagar en sus neuronas para recordar algo que usted ya sabe.

– El amor, ¿Nace o se hace?

– Florece.

Deje que su organismo siga su proceso natural de comprensión de los sucesos que le han traido hasta este preciso instante, sin hacer uso del lenguaje, denle la oportunidad a su cuerpo de hacer lo que mejor sabe.

El pacto, como casi todo, puede ser recuperado, regenerado, sanado; ni aún en el peor de los casos posibles el olvido es total.

– Pero, ponte en mi lugar. 

– No dejas hueco. 

La ley del espejo establece que de alguna manera ese aspecto que nos disgusta de determina/s persona/s solo existe realmente en uno mismo. 

Bajo esta ley se esconde la clave fundamental para identificar lo que le está impidiendo acceder al acuerdo. 

Compruebe cada vez que algo le saque de sus casillas qué parte existe dentro de usted que se está reflejando en esa mala experiencia. De esta manera tan pronto como identifique y corrija sus propias conductas la nave pondrá rumbo fijo a toda vela hacia su destino. 

– Daría lo que fuera si pudiera cambiarme.

– Pero nunca jamás te cambies por nadie. 

Necesita espacio en sus rincones, haga desaparecer cualquier esquema mental que huela a carencia. 

Acéptese, libere cuanto antes ese éter incandescente que habita en su interior deje que las olas rompan en mitad del salón.  Es todo lo que tiene no se olvide de usted. 

Mejorará su salud y aumentará su capacidad innata de comprensión natural.

– Tengo la razón.

– Lo que tienes son motivos. 

Abandone cuanto antes esa partida de ping pong que tampoco recuerda cuando comenzó. 

El dualismo genera un ser frustrado y un ser frustrado es como un muelle que lucha contra la presión para saltar con violencia. 

Cuando acepte su biografía sin ponerle ningún reparo y deje de defender sus creencias, entonces y solo entonces sentirá que está en un camino. 

Quizás un camino de piedras o un camino cuesta abajo, o un pequeño sendero con el césped bien cuidado. Sea como sea, será el camino que le guíe incondicionalmente. 

– Para

– No 

– ¡Ya! 

Las anteriores personas que desearon recordar este pacto primero debieron ordenar sus propios estados.

Para ordenar sus propios estados, primero ordenaron sus propias familias.

Como deseaban ordenar sus propias familias, primero debieron cultivarse ellos. 

Como deseaban cultivarse ellos, primero era necesario que enmendasen sus corazones.

Como deseaban enmendar sus corazones, primero debieron ser sinceros de pensamiento. 

Como deseaban ser sinceros de pensamiento, primero ampliaron al máximo sus conocimientos. 

Dicha ampliación de los conocimientos reside en la investigación de las cosas. 

Abandone el conflicto, no se haga una imagen de usted mismo que le haga actuar de cierta manera. 

Empiece por situarse de espaldas a todo lo que construyó e inicie la marcha en dirección hacia la nada, un viaje sin retorno. 

– No tengo tiempo

– ¿Ni para darle tiempo al tiempo? 

Piense cuantas veces ha cambiado, ¿Ha sido realmente un cambio o un descubrimiento?. Permítame decirle que lo único que hacía era recordar el pacto y también le voy a regalar otra pista; 

la palabra reconocer se lee igual en ambas direcciones.

De la misma manera recorre el trayecto este pacto. En la medida que una de sus partes trata de recordarlo la otra pone todo su empeño por descifrarlo desde la otra punta. 

Un día se encontrarán en el medio para reafirmarlo y volver a firmarlo.

– Siga avanzando

– Entonces estaríamos tan perdido como él y todos sus seguidores.

Hay mucha autobiografía cargada de desasosiego.

No trate de encontrar su pacto en el de otro, ni en ninguna guía o manual. Su acuerdo no está escrito sobre papel. Lo lleva impreso como una huella solo tiene que descubrir las manera de leerlo. 

Existen numerosas herramientas de lectura, como cualquier arte marcial de patio de colegio requiere de disciplina, buena forma física y sobretodo mucha diversión. 

No trate de dominarla a la primera, de hecho mejor no trate de dominar nada y verá como pronto adquiere una nueva pluma con la que firmar dicho acuerdo. 

Recuerde por favor. 

La mayor de las dislexias es la de estar pensando en como vivir, en lugar de vivir como pensamos.